jueves, 10 de febrero de 2011

café. café. café

dejo de trabajar para abrir otra pestaña y decir: cómo me gusta el café.

empezó siendo, como para casi todos, el aliado contra el sueño. una batalla que todos sabemos perdida, pero nos esforzamos en luchar, al menos para caretearla.

cuando sea ingeniero químico, [nota: mi abuela me dijo que si me recibo mientras ella siga viva, me regala un crucero. faaaa] voy a producir industrialmente chicles con cafeína. sin taurina ni speed con vodka, cafeína a secas. ya van a ver.

decía, que el café empezó siendo a lo salvaje, para mantener los ojos abiertos. pero, la verdad, me conquistó. realmente disfruto mucho tomándome un rico café. y cada vez soy más hinchapelotas con el café instantáneo. ya lo dejo sólo para casos de estudio extremo en casas de amigos. de hecho, si es instantáneo prefiero capuccino o alguna de esas giladas.

no sé cuándo pasó esto. no sé cuándo me convertí en esto. pero pasó. y ahora me estoy tomando un riico cafezote y la estoy pasando más que bien. y no por sueño, eso es lo raro, sino por gusto.

mi problema es que tomo petróleo y en tazas de té con leche. eso, según se comenta, es poco sano.



1 comentario: